sábado, 18 de abril de 2009

Krugman y los Rebaños en Wall Street.

En este articulo, Krugman presenta un análisis sobre la situación que se dio en el año 2002, donde el Departamento de Comercio anunció que la economía había crecido 5.8% pero el Dow Jones había caído rápidamente por debajo de los 10 000 puntos. Por lo que Krugman señala que existe una incongruencia en esta situación y que tal vez el Dow Jones cumpla un viejo adagio que dice que el mercado de valores ha predicho nueve de las cinco últimas recesiones. Igual, el autor establece que un análisis cuidadoso de lo que estaba ocurriendo era bastante desalentador.

Para su análisis, Krugman repasa un ejemplo de los libros de textos que tiene que ver con el efecto  de los “rebotes de inventarios”. De manera resumida, el autor dice que una compañía X puede tener un efecto de “rebote de inventario” cuando esta se dedicaba a producir 100 unidades del producto por mes y mantenía la misma cantidad en inventario, pero la demanda baja a 90 unidades por mes y la compañía no se da cuenta hasta que en su inventario quedan 110 unidades. Para resolver este exceso, la compañía puede producir en el próximo mes sólo 70 unidades y después devolverla a 90 unidades si se mantiene esa tendencia en la demanda. Pero pudiera ser que la demanda no volviese a subir a las 100 unidades por mes, lo que llevaría el proceso de estabilidad al tope final (por el momento) de las 90 unidades.

Por lo tanto, el efecto del “rebote de inventarios” se da cuando el sobrante de inventarios es eliminado. Y esto sucede cuando la demanda cae, los inventarios aumentan y la producción cae rápidamente en la medida en que las empresas se deshacen del exceso de inventarios. Pero tal rebote no significa que haya una verdadera recuperación para la compañía, sino que para obtener eso se necesita que las ventas a los compradores finales aumenten. Krugman utiliza este ejemplo porque la economía funciona de la misma manera.

Krugman entonces llega a la conclusión de que más de la mitad del 5.8% de crecimiento fue únicamente un rebote de inventarios y que las ventas finales sólo llegaron a alcanzar un crecimiento de 2.6%. Por lo tanto, el autor critica a los economistas de Wall Street porque ellos aseguraron que la inversión de las empresas estaba a punto de despegar, pero los líderes corporativos (quienes en realidad toman las decisiones de inversión) habían sido consistentemente mucho más pesimistas que quienes realizan las predicciones. Y es obvio, porque  son las propias empresas quienes han tenido que disminuir su inversión debido a lo abrumada que se encontraban por el exceso de capacidad y por las bajas utilidades.

Esta situación, a mi entender, produjo una especie de burbuja en las estadísticas de crecimiento económico ya que lo que se estaba contabilizando era el rebote de los inventarios, o sea, el exceso de ellos, mientras que las ventas para suplir la demanda original (de 100 unidades por mes, según el ejemplo) no habían aumentado.  Es por ello que existía la dicotomía entre el dato del 5.8% de crecimiento y la caída del Dow Jones al mismo tiempo. Mientras estadísticamente se reportaba un crecimiento en la economía, las empresas disminuyeron sus inversiones en la bolsa de valores porque realmente ellas conocían el proceso por el cual estaban atravesando.

Por lo tanto, la conclusión final de la reflexión hecha por Krugman es que no existe una recuperación verdadera, y que tal vez lo que pudiese haber en aquel momento era una “recuperación sin nuevos empleos”.  En esta recuperación el PIB crece pero el desempleo se mantiene alto.  Además, se decía en aquel momento que la economía necesitaba crecer cerca del 3.5% sólo para evitar el aumento de la tasa de desempleo, y todo apuntaba a que el crecimiento económico no llegaría a esa cifra.

Por último, al autor le parece irónico que precisamente la gente “sensata”  (como los economistas de la Reserva Federal) había estado prediciendo por mucho tiempo  que iba a ser una recuperación lenta y con desempleo (y sin utilidades). Esto contrapuesto a la euforia que brota eternamente en el rebaño de Wall Street que permanecían muy optimista a una recuperación rápida donde según ellos las inversiones empresariales estaban a punto de despegar basándose en el supuesto crecimiento del 5.8% de la economía en aquel momento.  Con esto podría dejar planteada una pregunta para futura discusión: ¿acaso la gente de Wall Street quería disimular lo que estaba ocurriendo realmente en la economía para crear una burbuja especulativa o acaso era pura ignorancia de lo que estaba ocurriendo? Espero en algún momento que esa pregunta se me pueda ser contestada.

2 comentarios:

  1. Este artículo va de la mano del que hice del otro artículo de Krugman. El tono del libro es mostrar siempre, con pequeños ejemplos, como se fraguó esta burbuja manejando indicadores a favor de la "bonanza". No importaba si era para arreglar los inventarios de las empresas, o bien, especular con el petróleo o con los alimentos (¿recuerdan?, nos preparaban para la crisis alimentaria hace un año) y al desplomarse Wall Street, sucedió que ni el petróleo era tan caro.

    Al final cabe preguntarse sobre el rol de los encargados y autoridades de las políticas económicas ante esta situación. Si lo permitieron, qué complicidad. Si los engañaron, al igual que el público, qué poca capacidad. En ningún caso estarían bien librados.

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  2. Me parece muy acertado tu comentario. Krugman trae ejemplos pequeños pero la verdad que son muy acertados. Sobre todo por la cuestión de la burbuja especulativa. ¡Al parecer las cosas corren muy tras bastidores por Wall Street! No cabe duda que la crítica de Krugman va dirigida a que se abran los ojos de los inversionistas para que puedan ver que se está corriendo con ciertas artificialidades la bolsa de valores. Yo me iría por la parte de la teoría de la conspiración (aunque parezca muy paranoica) como está el campo minado de mucha especulación y los que están allí dentro parecen ganado, creo que debe haber cierta complicidad entre los actores involucrados en esos mercados, los encargados y las autoridades competentes. Parece ser cierto que el mercado se controla por unos pocos y que esto lleva a situaciones especulativas por mas buena o mala que sea la voluntad de ellos.

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